El Teatro en el Realismo

El Realismo surge como una consecuencia del Romanticismo, durante la segunda mitad del siglo XIX.

Europa no gustaba del idealismo que proponía y propiciaba el movimiento literario anterior, que tenía un fuerte auge en España y desarrolló esta nueva tendencia en sus obras dramáticas, en este caso.

En este periodo la humanidad se veía enfrentada a nuevos conceptos, tales como la ciencia experimental y la teoría de la evolución de las especies, de la mano de Charles Darwin; asimismo, Europa avanzaba acorde al progreso, a la influencia de la industrialización y a los mayores recursos materiales, lo que no implicaba mayores utilidades, pero sí un cambio es la visión del mundo.

Es así que las obras de este entonces tocaron temáticas de la sociedad de la época, haciendo una fuerte crítica a lo que sucedía, por un lado al avance que implicaba el progreso y al problema económico. Los autores plasmaban en sus obras lo que objetivamente sucedía, describiendo la sociedad europea, dejando fuera los sentimentalismos. Algunos de los escritores más importantes fueron:

Autores del Teatro en el Realismo

Henrik Ibsen

Este autor nació en Noruega y fue director del Teatro Nacional de Oslo. Sus creaciones responden a una inspiración en el Romanticismo, pero con una renovación, centrándose en los tiempos modernos que se estaban viviendo en ese entonces.

Origina el “teatro de ideas”, que era una representación que incluía una dura crítica social, develando las corrupciones y prejuicios que se suscitaban, así como deja en evidencia la discriminación que se producía contra las mujeres y su posterior liberación femenina; le da relevancia al retrato psicológico de sus personajes, utilizando un rico vocabulario en sus escritos.

George Shaw

Este escrito fue de origen inglés y perteneció al Teatro Independiente de Londres. Su importancia radica en que su escritura fue muy ágil, los diálogos se desarrollaban con gran dinamismo y causaban la atención total de los espectadores, los que recibían sus obras cargadas de denuncias contra la desigualdad, la hipocresía, la mala distribución de la fortuna y críticas hacia la clase burguesa.

Antón Chéjov

Nació en Rusia y se le considera el fundador del teatro ruso moderno. Su relevancia estuvo en que por medio de hermosa poesía mostraba una visión realista, que era llevada a la representación por el Teatro del Arte de Moscú. Sus escritos eran breves y sencillos y describía la decadencia en que se hallaba la burguesía rusa de finales del siglo XIX. Una de sus célebres obras dramáticas fue La Gaviota y he aquí un fragmento de la escena primera:

Escena primera
Acaba de ponerse el sol. En el estrado, detrás del telón, se encuentra IAKOV y algunos MOZOS más. Se oyen toses y golpes; MASCHA y MEDVEDENKO, de vuelta de un paseo, aparecen por la izquierda.

MEDVEDENKO.- ¿Por qué va usted siempre vestida de negro?
MASCHA.- Llevo luto por mi vida. Soy desgraciada.
MEDVEDENKO.- ¿Por qué? (Después de un momento de meditación.) No lo comprendo… Tiene usted salud, y su padre, sin llegar a rico, es hombre acomodado… ¡Cuánto más difícil es mi vida que la suya! ¡No gano arriba de veintitrés rublos mensuales; me hacen, además, un descuento de esa cantidad y, sin embargo, no me visto de luto! (Se sientan)
MASCHA.- ¡El dinero no es todo! ¡También un pobre puede ser feliz!
MEDVEDENKO.- ¡Eso es en teoría, pero en la práctica la realidad es esta: que somos mi madre, dos hermanas, un hermanillo y yo, y que en casa no entra más sueldo que los veintitrés rublos!… ¿Y acaso no hay que comer y beber?… ¿Qué comprar té y azúcar?… ¿Pues y el tabaco?… ¡Esa es la cuestión! MASCHA.- (Fijando los ojos en el estrado.) La función empezará pronto.
MEDVEDENKO.- Sí. Sarechnaia hace de protagonista y la obra ha sido escrita por Konstantin Gavrilich ¡Con lo enamorados que están, sus almas se unirán en un común anhelo por reproducir la misma imagen artística!… ¡Para su alma de usted y la mía, en cambio, no hay puntos de contacto!… ¡La quiero, y la tristeza no me deja permanecer en casa! ¡Todos los días hago seis «verstas» a pie al venir aquí, y seis al volver, y no encuentro en usted más que indiferencia! ¡Y se comprende!… ¡No tengo medios económicos, y sí una familia numerosa! ¡Buenas ganas las de casarse con quien no tiene para comer!
MASCHA.- ¡Qué tontería! (Toma rapé) Su amor me conmueve, sólo que… no puedo corresponder a él. Eso es todo. (Tendiéndole la tabaquera). Sírvase.
MEDVEDENKO.- No me apetece. (Pausa)
MASCHA.- La atmósfera es sofocante. Esta noche, seguramente, tendremos tormenta… ¡Usted se pasa el tiempo filosofando y hablando de dinero!… ¡Según usted, no existe desgracia mayor que la pobreza…, mientras que a mí, en cambio, me parece mil veces más fácil el tener que ir vestida de harapos y el pedir limosna que!… ¡No!… ¡No iba usted a comprenderlo!