La Argumentación

En la vida diaria estamos enfrentados a diferentes situaciones que tienen connotación argumentativa, aunque no estamos pendientes de ello. Es así como es común defender nuestras opiniones y tratar de hacer entender al otro que nuestra postura es la correcta o la más adecuada.

Estamos en presencia de discurso argumentativo cuando en los tribunales de justicia el abogado intercede por su cliente o en los programas de televisión en que se lleva a cabo un debate, donde se trata un tema contingente y hay dos grupos que sostienen diversas ideas respecto al mismo.

La argumentación consiste en dar razones de peso, que sean convincentes para poder persuadir a quien nos lee o escucha, ya que ese es el fin principal de este tipo de discurso. Se busca convencer al otro acerca de una idea u opinión que se tenga, referente a un tema determinado y que puede resultar controversial; por esta razón la argumentación responde a la función apelativa o conativa del lenguaje.

En este proceso participa un emisor y un receptor (o varios), que se encuentran en un contexto específico, sea que conviven en una realidad social común o conocida por ambos, pertenecen a un cierto grupo de edad, viven en un lugar, poseen valores, etc. En la argumentación se sostiene un punto de vista y se defienden las ideas que apoyan esa visión, a través de una serie de fundamentos que tengan una validez y relevancia; siguiendo una pauta de pasos que conforman la argumentación, para tomar una postura a favor o en contra.

La Contraargumentación

Se da cuando entre los interlocutores, considerando la existencia de una interacción entre dos partes que piensan diferente, hay una divergencia en cuanto a las opiniones que entregan en torno a un mismo tema. Son las bases que dan los “oponentes” en contra del argumento planteado por el otro, es decir, es el argumento para refutar las ideas contrarias y posee ideas de apoyo para esa tarea.