Literatura

Desde que somos muy pequeños nos resulta familiar oír de literatura, sea porque debemos leer algunas obras o porque nos enseñan de ella a medida que vamos creciendo en escolaridad. Del mismo modo, el ser humano – por esencia – siempre ha interesado por la belleza y ha buscado expresarla, manifestándose a través de diferentes artes.

Para conceptualizar el término literatura, podemos decir que proviene del latín littera y tiene que ver con el arte de la lectura y de la escritura, que también tiene estrecha relación con la retórica y con la gramática. Estas dos últimas tuvieron más relevancia en la cultura Grecolatina y a finales del siglo XVIII la literatura se orienta hacia la estética y sus derivados.

La literatura es una forma de comunicación verbal, que posee un valor estético, ya que adquiere suma relevancia la forma en que se transmite o expresa el mensaje, ya que éste está conformado por un lenguaje diferente al común y corriente: lenguaje literario o poético, que le da otro sentido a los textos y utiliza la connotación como uno de sus elementos, pero que no por eso no incluye al lenguaje cotidiano. Esta forma “diferente” significa que la expresión está compuesta por estructuras y recursos lingüísticos, así como por elementos fonéticos, morfosintácticos y semánticos que le dan un toque “ambiguo” al lenguaje.

Por otra parte, la literatura permite la existencia de textos ficticios, de obras litetarias, a modo de representación de la realidad. Cuando decimos ficticio, nos referimos a una creación por parte de un autor, que imagina un mundo determinado y lo expresa, incluyendo a personajes que no existen en la realidad pero que actúan en el mundo que él ha creado y que pueden parecer verdaderos por el modo de actuar o pensar.

Esta representación del mundo real nace a partir de la necesidad humana de entender y explicar el entorno que le rodea, como los fenómenos naturales (lluvia, terremotos, sol, luna, etc.) y de esta manera permite conocer al hombre en su vida social, histórica, cultural, psicológica, artística, originaria o étnica y moral entre otros y se plasma a través de la escritura, para que un grupo masivo de receptores conozcan estos mundos.

El acto comunicativo que se da entre emisor y receptor puede resultar complejo, pues no siempre coinciden las épocas en que existió el autor y vive el destinatario, así como ambos pueden pertenecer a culturas y sociedades diferentes; esto implica que el autor escribe para un tiempo determinado, utilizando, asimismo, un lenguaje determinado, que puede no ser familiar para el lector, sea porque es de otra cultura o porque vive en una ápoca diferente, con otros modos y formas de expresión.

En la literatura encontramos los tres factores de la comunicación básicos:

Emisor

Se refiere al autor de la obra, quien escribe con un lenguaje literario y utiliza recursos estéticos para comunicarse con el destinatario. Su finalidad es expresarse, transmitir y compartir sus ideas o sentimientos, su forma de ver la vida y la realidad.

Receptor

Es quien lee. Recibe las obras literarias y decodificará el mensaje que ésta posee, incluyendo los elementos estéticos, estilísticos y recursos lingüísticos.

Mensaje

Es el contenido de la obra, el “producto” lingüístico, que tiene dos planos básicos o fundamentales: que son la expresión estética, que abarca la forma gramatical y el léxico que utiliza la obra, dándole emotividad a las palabras y, por otro lado, el plano del contenido, que es el que implica los elementos de coherencia textual y que ayudan a que se entienda la intención del autor.

La obra literaria es un medio de expresión, como ya se ha mencionado y puede ser clarificada de la siguiente forma:

La obra literaria como objeto de enunciación

Esto quiere decir que la obra literaria es un fenómeno de enunciación, donde se lleva a cabo una situación comunicativa y quien enuncia es el autor del texto, quien está inserto en una sociedad determinada, en un grupo de edad específico y pertenece a una cultura, entre otros factores, lo que hace que éste no esté alejado de lo que pasa en el mundo que le rodea, ya que si bien es el creador también es un ser humano. La enunciación que él haga estará sujeta a estas variables y provocará que utilice ciertos recursos de producción en su escritura.

La obra literaria como enunciado

Esto quiere decir que la obra literaria es concebida como un producto, un objeto que está conformado por palabras, independiente del contexto en que se haya efectuado la escritura o quién la haya creado. En este sentido es cuando hablamos de un narrador o hablante lírico, que es un ente ficticio dentro del texto y que vive las situaciones creadas por el autor, situaciones que se transforman en su propio mundo.