Tipos de poemas: Himno

El himno es una composición poética que al ser representada musical o literariamente, busca exaltar y homenajear a algo o a alguien.

El himno: El canto de alabanza

Todos los días se escuchan y cantan himnos de distintas instituciones y comunidades: Existen himnos nacionales, himnos de equipos y colegios, himnos religiosos, militares, políticos, e incluso himnos dedicados a ciertos motivos como la alegría o la familia. Estos cantos, que bien pueden ser acompañados de melodía para ser entonados musicalmente o simplemente son versos escritos para ser leídos o recitados, consisten en destacar los rasgos o características positivas del objeto, persona o comunidad que inspira el himno, exaltando sus atributos, de manera de rendirle alabanza y homenajearlo. Es por esto, que las situaciones en las que se entonan himnos, son generalmente ocasiones oficiales en las que se celebra el motivo, grupo de personas o institución, o también instancias de representación positiva del mismo (como ocurre por ejemplo, antes de los partidos de fútbol).

Diferencia entre himno y oda:

Si bien la oda es también una composición poética dedicada a  ensalzar y admirar los atributos de algo en específico, cabe destacar que el himno, siendo un subgénero del tipo oda, se diferencia de la misma en cuanto al objeto del que se inspira la alabanza. En este sentido, en general, los himnos están dedicados más a motivos relacionados con tópicos grandes y poco tangibles; grupos, instituciones,  colectivos y organizaciones abstractas (por ejemplo, en la antiguedad se cantaban himnos a los dioses), mientras que la mayoría de las veces, la oda está dedicada a un objeto (o persona) más específico y concreto, como la oda a Francisco Salinas del poeta Fray Luis de León, o la famosa oda al caldillo de congrio de Pablo Neruda.

Ejemplo de himno:

Himno A Latinoamérica
I
Dios mío, con el cielo, mar y el sol,
una masa formaste y América la llamastes.
A tu semejanza la humanidad creastes.
Con Amor fe y esperanza.
“Amados los unos a los otros” les dijistes.
Pero tus palabras confundidas fueron
con armados los unos contra los otros.
II
América, tu libertad y tus riquezas perdistes.
Te ofrecen libertad quienes sus mentes negras las tienen.
Tu ignorancia es el poder de ellos.
Con tus manos heridas recorres caminos.
Nadie puede ver el trabajo que día y noche realizas.
Pero tus frutos en sus mesas diariamente les pones.
III
El amor a tus semejantes es muy grande.
Y estas allí siempre, para una mano brindarle.
De nuevo tus tierras de sangre quieren manchar.
No puedes contra su poder y sus armas.
Pero no te rindes ante sus amenazas.
La fe en el creador te lleva siempre adelante.
Miras al frente una Montaña donde brotan sus aguas,
un cielo azul que te brinda su aire  y el sol su luz.
La esperanza de vencer un día la miseria,
crear un mundo de justicia y de igualdad
te mantiene siempre de pie.
IV
América, combatamos con amor no con armas.
Formemos un mundo de paz,
cambiando las ambiciones por canciones.
Dale Consuelo al que se encuentra desconsolado,
abrigo al que tiene frió y pan al que tiene hambre.
V
¡Como no estar agotado al atardecer!
Llega cansado a su humilde morada.
Pero vive con una esperanza.
La esperanza de un Nuevo amanecer.
Como yugo apretás el puño esperando,
esperando por un mañana mejor.
América, que Dios te bendiga ahora y siempre.
VI
Cielo, que las Montañas a lo lejos parece que te tocan.
Tierras adornadas  de bellos bosques, ríos y lagos.
Cielos formados de suspiros de nuestra gente.
Suspiros que del corazón le arrancastes
Y arrastrados por el  viento llegaron  hacia ti.
Cielo: eres el aire que respiramos para poder vivir.
VII
Mares, que a lo lejos con el cielo parece que te unes.
Inmensa es tu fuerza,  como la fuerza del campesino,
que por años ha hundido su arado en sus tierras,
tierras bañadas de sudor y lagrimas,
para que ríos y lago con su caudal  te llenen.
Mar: eres el agua que necesitamos para poder vivir.
VIII
Sol, que la tierra alumbras cada amanecer.
Con tu primer rayo levantas al obrero.
Tu luz brilla aun más cuando pasan las horas.
Su piel negra le pones con tu resplandor
cuando el arando surcos hace en sus tierras.
Tu con el sudor, surcos le hacen en su rostro.
Sol: eres la luz que necesitamos para poner vivir.
VIX
¡Como no estar agotado al atardecer!
Llega cansado  a su humilde morada.
Pero vive con una esperanza.
La esperanza de un Nuevo amanecer.
Como yugo apretás el puño esperando,
esperando por un mañana mejor.
América, que Dios te bendiga ahora y siempre.

 (Por: Maria D. Alvarenga)