Características de las soluciones

Conoce las características que poseen las soluciones dependiendo de su estado físico, concentración, solubilidad y conductividad eléctrica.

Para comprender las características o propiedades de las soluciones (o disoluciones), es necesario recordar que estas son mezclas de tipo homogéneo, es decir, no es posible distinguir a simple vista las fases que forman la mezcla, y además la fase que se encuentra en menor proporción dentro de la misma es denominada soluto, mientras que la fase que se encuentra en mayor proporción, es denominada solvente. La distribución del soluto en el solvente, determinará ciertas propiedades químicas inherentes a cada solución que se revisarán a continuación, al igual el estado físico en que se encuentren ambas fases de ésta.

Propiedades de las soluciones:

  • Estado físico: tanto el soluto como el solvente de una solución pueden estar en distintos estados de la materia, es decir, pueden encontrarse en estado sólido, líquido o gaseoso. Dependiendo de esto, será el estado final de la solución en su conjunto, lo que permite tener soluciones tal y como muestra la tabla a continuación, con diferentes características y propiedades que pueden ser aprovechadas por el hombre para distintas utilidades (como el caso de las amalgamas o tapaduras, usadas en odontología), o que permiten la vida de los animales acuáticos que requieren de oxígeno para respirar, como es el caso del oxígeno disuelto en ríos y mares.

 Estado del soluto

Estado del solvente

Estado de la solución

Ejemplo

 Gaseoso

  Gaseoso

 Gaseoso

 Aire (mezcla de varios elementos)

 Líquido

  Líquido

 Gaseoso

 Oxígeno en ríos y mares (burbujas)

 Líquido

  Líquido

 Líquido

 Vinagre (ácido acético y agua)

 Líquido

  Líquido

 Sólido

 Amalgama (usadas en odontología)

 Sólido

   Sólido

 Gaseoso

 Hidrógeno en paladio

 Sólido

  Sólido

Líquido

 Mercurio en plata

 Sólido

  Sólido

 Sólido

 Oro joyas 18 k (oro puro mezclado con cobre)

  • Solubilidad: esta propiedad hace referencia a la capacidad de los solventes para «dispersar» en todo su volumen a las moléculas que forman el soluto. En ese sentido, habrá solventes que poseen mayor capacidad de dispersión de los solutos, o habrá ciertos solutos que no pueden ser dispersados por ciertos solventes (de esta forma no constituirían una solución, sino que una mezcla heterogénea). La solubilidad dependerá por un lado, del tipo de molécula que forme los constituyentes de la solución (si son polares ambas, o apolares ambas), y de la cantidad de soluto y solvente (concentración). No debe confundirse con la disociación de los solutos que determina el grado de conductividad eléctrica de una solución, donde en esta los solutos se dividen en unidades más simples para conferirle nuevas propiedades a la solución, mientras que la solubilidad solo hace referencia a la dispersión del soluto en el solvente sin disociarlo en unidades más simples.
  • Concentración: esta propiedad de las soluciones guarda relación directa con la cantidad (proporción) de solutos y solventes que forman parte de la solución. En ese sentido, y en función de la solubilidad del solvente, habrán soluciones saturadas (con una proporción mayor de soluto respecto al solvente, también pueden ser llamadas «concentradas»), insaturadas (con una proporción menor de soluto respecto al solvente, también pueden ser llamadas diluídas) y sobresaturadas (con una proporción muchísimo mayor de soluto respecto al solvente, de modo que se genera un precipitado de soluto que no logra ser disuelto por el solvente).
  • Conductividad eléctrica: esta propiedad se relaciona a la capacidad de conducir la electricidad de ciertas soluciones, la que dependerá de la presencia de ciertos solutos disueltos en ciertos solventes. Aquellos solutos que mejoran la capacidad de conducir la electricidad de una solución, es decir, aumentan su conductividad eléctrica, son llamados electrolitos, y ejemplos de ellos serían: sales como el cloruro de sodio (NaCl) e hidróxido de sodio (NaOH). De esta forma encontramos soluciones electrolíticas, que son capaces de conducir la electricidad, y soluciones no electrolíticas, que no conducen la electricidad. Para que una solución sea electrolítica, es necesario que las moléculas que forman el soluto se separen (disocien) completamente en el solvente. Si esto no ocurre, la solución será una mala conductora de la electricidad o simplemente no lo hará.