El auge de la economía en Nueva España

Conoce cómo a fines del siglo XVII, el Virreinato de “Nueva España” alcanzó su apogeo económico.

 Antecedentes económicos de la «Nueva España»  

Para comprender de mejor forma el desarrollo de la economía interna de la “Nueva España”, es necesario, hacer hincapié en la estructura económica que de España se importó hacia América, la cual se fundamentó en la privatización de la tierra, que consistió en la entrega o repartición de las mismas por parte de la Corona a los conquistadores como premio o recompensa por llevar a cabo el “descubrimiento”, situación que tomó el nombre de “Mercedes Reales”, en donde el Rey de España figuraba como propietario principal, al cual se le debía total obediencia y fidelidad a cambio de poder residir gratuitamente en “sus” tierras o en otro casos cambio de dinero. aquella forma propendió al latifundismo tanto civil (laico) como eclesiástico. Dicho formato latifundista, intentó ser una copia o una extensión de la estructura feudal medieval con la que se organizaba economicamente la Europa conquistadora, generando un despojo sistemático de las tierras comunales a muchos indígenas. Por otro lado, se favoreció el monopolio comercial, con el fin de obstaculizar el libre mercado, tanto internamente como hacia el exterior, impidiendo la creación de industrias a niveles regionales y engrandeciendo la concentración de la economía en la metropolis. Así mismo, y de forma complementaria, se creó la “Encomienda de Indigenas” que si bien fue creada bajo los preceptos de “civilizar” y evangelizar, los colonos la utilizaron como una institución lucrativa, que les sirvió como fuente tributaria, de mano de obra forzada, permanente y gratuita.

En las formas del latifundio, como ya se mencionó más arriba, podemos encontrar el latifundio de propiedad civil o particular, al cual se le llamó “Hacienda”, en donde su dueño que podía ser una sola persona o una familia, utilizaba aquel dominio para rentarlo y de aquello obtener beneficios económicos. Los latifundios, eran extensos territorios agrarios que fueron muy mal repartidos en la época colonial, beneficiando y concentrando la riqueza solo en manos de peninsulares y mestizos en desmedro de los indígenas. En este sentido, la encomienda tuvo un papel preponderante, ya que, sirvió como tierra fértil para el desarrollo de importantes aglomeraciones de tierras que dieron paso a la conformación de grandes haciendas de cereales y de azúcar, además propició la configuración de otra forma de concentración de las riquezas y aquella se denominó “Mayorazgo”, el cual tenía como función perpetuar la propiedad privada y la acumulación de las riquezas en manos de los colonos, ya que, la propiedad de la tierra pasaba a manos del hijo mayor del propietario, desarrollándose de esta forma una especie de “aristocracia territorial” que procuraba consolidar su linaje.

Desarrollo de las redes comerciales internas

Luego de lo anteriormente establecido, es que podemos describir las características internas sucedidas en la época de auge de la economía del virreinato de la “Nueva España”. Así como la agricultura, la minería fue una de las principales actividades económicas desde el siglo XVI, por lo que a la par con su fuerte desarrollo se fueron formando ciudades y caminos que pudieran interconectarlas, generándose de esta forma vías de comunicación más efectivas; del mismo modo las demás actividades económicas como la ganadera y la producción manufacturera tuvieron un importante apogeo, permitiendo la creación de centenares de ingenios (para la producción de trigo, lana, harina, azúcar), que configuraban las plantaciones industriales de esta economía. Tal fue el crecimiento económico que para fines del siglo XVII, iba en importante progreso y se configuraba como uno de los centros más prósperos de la colonización española en centro América.

El papel económico de la Iglesia

Otro punto de vital importancia dentro de lo que a economía se refiere, se encuentra el rol de la iglesia católica, que dentro de toda la historia de occidente a desarrollado un rol fundamental e insoslayable como institución de control y ordenanza de las sociedades en todos sus niveles, desde lo político hasta lo económico, que para efectos de la economía de la “Nueva España” se presentó en la figura del latifundio eclesiástico, el cual contribuyó de manera colosal al desequilibrio de repartición de tierras y la acumulación de capital en manos del claro, respaldándose en el espíritu fuertemente religioso que prevaleció durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Así mismo, se desarrollaron importantes donaciones de particulares hacía la iglesia, con el fin de convertirse en personas de renombre imitando a la casta real, para obtener prestigio. Ésta fue una de las formas por medio de las cuales la iglesia católica comenzó a acumular gran capital y principalmente en fincas rurales.

De este modo, podemos establecer que fue tal el poderío de la iglesia en cuestiones de acumulación de capital, que se transformaron en la institución prestamista más importante de la época, vinculándose de esta forma, con los grandes terratenientes generando una relación de fuerte dependencia, ya que, cuando estos se veían en problemas económicos a razón de malas cosechas o diferentes situaciones complejas, recurrían al clero «hipotecando sus fincas para asegurar el pago de sus deudas, y de ahí resultaban dos cosas: que dependía económicamente del clero y que no solamente por devoción, sino que también por conveniencia se veían obligados a defender a la iglesia»